domingo, 4 de enero de 2015

Natzaret también es València

En el barrio de Natzaret por estas fechas no hay luces navideñas, ni un gran árbol decorado en la plaza Aras de los Olmos, ni flores de pascua en los accesos. Lo que si hay es basura acumulada, árboles necesitados de poda y una dejadez manifiesta que sólo se compensa con la iniciativas vecinales por mantener el barrio vivo.


El origen humilde de Nazaret, sus primeros pobladores fueron pescadores y trabajadores del puerto instalados alrededor de un lazareto, parece haber determinado su existencia. Durante muchos años la playa de Natzaret fue la playa de València, somos muchos los que recordamos haber pasado días de mar y sol en el barrio, cuando aún no sabíamos que esos días inolvidables serían además irrepetibles.
Cuando en 1986 el Ayuntamiento de València y la Autoridad Portuaria, deciden ampliar el puerto a costa de la desaparición de la playa de Natzaret. Construyeron un muro que separa el barrio del mar y ampliaron las instalaciones porturarias, a cambio, se comprometieron a ceder un franja verde, donde estaba la fábrica de Moyresa y emprender las acciones necesarias para evitar cualquier riesgo de inundación del barrio con una solución hidraúlica en el viejo cauce del rio. Ninguna de estas compensaciones se hizo nunca realidad, eso sí, los vecinos y vecinas de Natzaret no han vuelto a ver el mar desde sus ventanas.

Ahora el puerto pretende crear un acceso por el camino de la punta lo que, volvería a empeorar la situación del barrio y la de los vecinos y vecinas, creando un aumento de tráfico en zonas escolares y aislando, aún más, el vecindario de las casitas verdes de damnificados de la Punta. 
Pero Natzaret no está solo, su ciudadanía está organizada en la Asociació de Veïns i Veïnes de Natzaret  y forma parte de la plataforma El litoral per al poble, un movmiento que defiende los intereses de la gente frente a los abusos de la administración. Ahora los problemas de Natzaret, sus inquietudes y su condición de huérfano es compartido, eso no empequeñece los problemas pero ayuda a luchar, a organizarse y a tener esperanza.
Es muy probable que Rita Barberá no sepa que paseando por Natzaret  encuentras bares donde cuando preguntas que se puede almorzar te invitan a entrar a la cocina y elegir, y a quien pide vino le dejan la botella en la mesa como muestra de confianza. Es muy probable que no sepa que todavía se huele el mar a pesar del muro, casi seguro que no le han ido con el cuento de que, al encanto natural del barrio se le han sumado ahora las iniciativas de artistas callejeros que han llenado las paredes de vida. Es muy probable que el gobierno municipal  no recuerde que Natzaret también es València. 

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